¿Qué hacer ante una decepción? es difícil avanzar cuando las cosas no salen como esperabas. Cuando nos sentimos heridos por cualquier razón o situación nos invade una sensación de inseguridad, rabia y temor ingredientes perfectos para tomar decisiones equivocadas, que podrían marcarnos para toda la vida.
Un hombre llamado José estuvo a punto de tomar una decisión equivocada, de la cual de seguro se hubiera arrepentido toda su vida. Y hoy, más de 2000 años después; lo que sabríamos de José sería muy distinto, así que te invito a considerar su caso: Estaba casado con la mujer que amaba, pero según la tradición judía debía esperar un tiempo aproximadamente de un año, antes de vivir en pareja, en estas circunstancias se entera de nada más y nada menos de que ¡Su mujer está embrazada del Espíritu Santo! ¿Cómo era posible? Para nadie debe ser sencillo enterarse de algo así en pleno siglo XXI y de seguro muy pocos lo tomarían de forma pacífica como lo hizo José el esposo de María, pero sí podemos llegar a notar el dolor y la decepción, pues estuvo a punto de disolver su matrimonio y rendirse a no poder lograr cumplir sus sueños, al punto de ni siquiera hablar con María sobre el tema; quizá por el temor de no saber cómo reaccionaría ella y hasta él mismo.
El temor, la duda, la decepción y la contrariedad le impidieron a José descubrir toda la verdad por sí mismo, por eso Dios intervino a José y por medio de un sueño le aclaró varios asuntos: 1. Que María no había sido infiel. 2. Que aunque él no la dejaría (por ser un hombre bueno y justo), aún así Dios seguiría siendo más Bueno y Bondadoso que José. 3.- Que el hijo que tendría María ya tenía un Nombre dado por Dios mismo, algo muy significativo para el judío. Y con este mensaje transformaría no sólo su vida y la de su familia, sino la de todos nosotros como lo podemos apreciar en el evangelio según Mateo capítulo 1 versos 18-25. Qué importante fue para José tomar la mejor decisión a tiempo y obedecer a Dios de manera simple y sin vacilación. Así Dios quiere que hoy también le oigamos y actuemos en cumplimiento a lo que nos pone por delante hacer y ser.
Si te sientes ahogado por el temor, la duda o el resentimiento al punto de quizá estar decepcionado de no lograr lo que querías para tu vida, no olvides que Dios tiene la última palabra, Él puede y quiere transformar tu vida dándote la seguridad y la felicidad que tanto anhelas como bien lo expresa el salmo 30:11 :
“Has cambiado mi lamento en baile; Desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría.” (Reina-Valera 1960)
Comparte éste mensaje, un sueño fue el medio que Dios usó para comunicar la buena noticia a José, y hoy Dios quiere usarnos a nosotros para que comuniquemos la más grande noticia a nuestra generación. Aprovechemos todos los recursos e innovaciones tecnológicas para seguir anunciando a buenas nuevas de salvación a los corazones de la humanidad. Nuestro Salvador Jesucristo hoy quiere nacer y crecer en el corazón de alguien más.
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Por Rosa Virginia Montoya Ruiz
Guanare, edo Portuguesa Venezuela